FAN-FORUM WARS. Partida XI: El Legado


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14 años 8 meses antes #55 por bountyhunter_s1
Ciurg esquivó con más suerte que astucia la estocada diagonal de Kiuz. Retrocedió un par de pasos y desenfundó tan rápido que las armas parecieron estar desde siempre en sus manos. Kiuz colocó el láser justo frente a el para esquivar con relativa facilidad la primera línea de agujas rojas que las pistolas de Ciurg escupían. El mercenario se movía en círculos a su alrededor y resultaba imposible rebotarle uno de sus tiros. La respuesta era obvia: Ya había luchado contra muchos otros Jedi.

- No es nada que no haya visto antes chico… pero te aseguro que esto si te va a sorprender.

Repentinamente el hexagonal antebrazo de Ciurg se abrió descubriendo lo que parecía un triple cañon de repetición modificado. Kiuz sintió una vibración en la fuerza y se lanzó detrás de un extractor de humedad. Un sonido de metal arrastrado y chispeante anticipó lo que parecía una verdadera tormenta de disparos. Kiuz se replegó sobre el aparato que lo cubría pero supo que no le serviría por mucho tiempo. Se arrastró hasta una formación rocosa y se dispuso a esperar que la fuerza guiase su mano, el momento exacto para golpear. Súbitamente una explosión seca levantó una enorme mancha de humo y arena. Ciurg maldijo entre dientes. La explosión del extractor le había quitado visibilidad. Apago el cañon y retomó una pistola en la mano izquierda y una cuchila de duracero en la derecha. El calor sostenido de Tatooine le jugaba una constante mala pasada dentro de una armadura que, mas allá de ser una maravilla en combate, dejaba mucho que desear en cuanto a confort.

- Puedo sentir como te arrastras Jedi – dijo en tono algo menos desafiante, mientras pestañaba frenéticamente para liberar sus irritados ojos de la transpiración interior- finalmente los Jedi sienten tanto temor como cualquiera…

El zumbido del sable apagó su corazón. No supo de donde venía, pero se arriesgó a echarse hacía atrás. Humo. Solo humo y arena, que parecía aumentar en vez de disiparse, como si algo… o alguien lo estuviera manipulando como un arma en contra de el. Nuevamente el zumbido. Pero esta vez no tuvo tiempo a echarse hacía ningún lado, Kiuz lo atacaba con fiereza avanzando y azotando con su brillante arma, desplazando de derecha a izquierda los disparos que deberían matarle. Pero eso tampoco era algo que Ciurg no hubiera visto antes.

Se dejó caer al suelo ante el avance de un Jedi que hubiera esperado mas láser o un intento desesperado de escapar, lanzó una patada infernal hacía el estomago de su atacante que no pudo frenar a tiempo y cayó violentamente a su derecha. Incorporándose con rabiosa velocidad Ciurg quedó por encima de un oponente que intentaba atraer su arma caída bastante lejos. Solo un disparo. Atravesó como una lanza la espalda de Kiuz, que perdió inmediatamente todo control sobre su cuerpo, sobre el sable láser, y sobre la fuerza.

- Te pregunté a donde irías, ¿recuerdas?- Ciurg guardó la pistola con elegancia mientras buscaba con la mirada algún signo de problemas en el interior de la casa- Siempre me gusta saber a donde hubiera querido ir el último sujeto al que maté para poder cumplir personalmente con ese deseo.

Un sollozo seco y ahogado cruzó la distancia entre los dos. Kiuz no lloraba por el sino por su familia. Ciurg supo precisamente lo que estaba pensando su moribunda víctima

- No lo veas así muchacho, este es mi trabajo y creo que esa es mi forma de honrar a los caídos por mi mano.

Las últimas lágrimas cayeron sobre el rostro compungido de Kiuz. “Todo… Todo ha sido mi culpa. Nunca debí dejar al maestro… nunca…”.

Había sido un buen muchacho. Pudo haber sido un gran Jedi.

Todos en la casa estaban al tanto de lo que había ocurrido. Ojos quebrados, rasgos endurecidos. Dolor y terror amalgamados con carne y sangre con la certeza de que pronto morirían. Era un cazador de recompensas. Era el peor de todos.

Ciurg entró sin aparentar cansancio o molestia. Salvo el calor, podía asegurar para sus adentros que la estaba pasando de maravillas.

- Siéntense y terminen su comida.

Nadie se dispuso a obedecer la ultrajante orden. La madre de Kiuz le escupió sobre el casco.

- Ya ha hecho su trabajo y nada cambiará lo que tiene planeado para nosotros. ¡HAGALO DE UNA VEZ!.

Ciurg tomó nuevamente sus pistolas. Aún estaban calientes.

- Era la última voluntad de su hijo. Pero no me atrevo a contradecirle, mi señora.

La mujer cayó con un disparo en la cabeza. Su esposo no alcanzó a reaccionar cuando ya estaba muerto también. Ciurg dejo salir una risa seca desde alguna parte de su casco.

Nei no se movió an absoluto. Desde el regreso de su padre estaba petrificada. Ni siquiera apuntó a esa pobre gente. Nada. Estaba muerta en vida o viva en un sueño asqueroso. Un golpe ligero la saco del trance. Los ojos de su padre le acuchillaban aún estando cubiertos. Estaba a su lado. Hombre, maquina, lo que fuera, le entregaba una pistola y la ponía en sus manos.

- Este es tu último ejercicio antes de convertirte en mi verdadera hija. Mata a los niños.

El aliento se le quebró. Su alma más interior se partió en tantos pedazos como las lágrimas que intentaba contener. Miró el arma en sus manos. Miró a los cuatro niños llorando desesperadamente sobre los cadáveres de sus padres, niños como ella. Miró nuevamente a esa figura demoníaca a su lado. Su padre convirtiéndola en asesina, transmitiéndole allí y en ese mismo momento su herencia, su legado de bestialidad cruel.

- ¡MATALOS YA!

Las palabras la asustaron tanto que sus manos se contrajeron oprimiendo el gatillo del arma. Sin darse cuenta mató al mayor de los hermanos. Tragó amarga saliva, se ahogaba en sus lágrimas ya imposibles de contener. Estaba hecho. O ella o ellos. Recordó como estallaban los cuerpos de las ratas con las cuales su padre le enseñó a disparar hacían solo semanas. Intentó convencerse de que era lo mismo. Era solo un momento horrible que pasaría y luego llegaría la ligera y despreciativa palmada en la espalda diciéndole “Lo has hecho bien”. Mató a las dos niñas casi sin mirar.

- La última imagen que esos renacuajos se llevan de ti es la de una cobarde…aún así estoy lo suficientemente orgulloso de ti… Hija.

Volteó y atravesó la salida. “Ya esta. No más. No tendré que acabar con esto.”. Supuso que su padre había hecho ya lo suficiente y que ese niñito que en un solo día había sido capturado, golpeado, torturado y presenciado la muerte de toda su familia debía ser perdonado. Apenas conocía a su padre.

- MATA AL NIÑO Y VAMONOS DE AQUÍ!.

Tambaleó y cayó sobre sus rodillas. El arma pesaba demasiado. Casi tanto como la sangre en la que su padre la había bañado. Una enorme mancha que jamás conseguiría borrar en lo que le quedaba de esa vida que recién comenzaba. Asesina. Ese era ahora su segundo nombre. Y con en tiempo terminaría siendo el primero. El sonido del lanzallamas de su padre quemando todo a su alrededor le recordó su deber. “Matar. Otra vez, matar e irnos de este sitio”.

Apuntó a la cabeza. Los ojos del chico no correspondían a los suyos. Estaban clavados sobre los cuerpos de su familia, amontonados como una pila de Jawas muertos. Lo intentó con los ojos abiertos. Lo volvió a intentar con los ojos cerrados. “No. No mas”.
Encontró los ojos del niño. Ambos sabían que estaban ante el final de un negocio, o ante el inicio de una deuda. Nei entreabrió los labios y dejó escapar lo único que logró articular desde su garganta comprimida

- Algún día.




Pasaron siete años. No sabía a cuantos seres había matado. Al principio con culpa, por obligación, por propia supervivencia, pero luego a sabiendas, con la certeza de que ese era su negocio. Nand Ciurg no sabía que había habido un sobreviviente de esa masacre en Tatooine. Nei aprendió mucho más que a disparar armas, manejar naves, engañar, extorsionar y asesinar. Aprendió a arrastrar el peso de un secreto que tarde o temprano se revelaría ante ella exigiendo venganza.

Miró nuevamente hacia el infinito horizonte blanco.

“Algún día”.



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14 años 8 meses antes #56 por skyana
Respuesta de skyana sobre el tema FAN-FORUM WARS. Partida XI: El Legado
La Jedi sintió como la corriente de rayos la atravesaba recorriendo el interior de su cuerpo, ramificándose por el tejido nervioso y horadando sus huesos. Súbitamente se estremeció de dolor. Un grito desgarrador escapó de su voz y el fluido de oscura energía cesó…


Aturdida en el suelo escuchó el tono lacerante de las palabras de Ken:

_Sabes? Diste más guerra que tu maestro, el cayó al primer asalto ¿tienes pensado qué hacer ahora?

Reverberó la frase en su interior...

¿Su maestro vencido tan fácilmente? No era posible. No de un guerrero como Qwan, quien había vivido toda una vida de disciplina Jedi, puliendo su técnica y habilidad con el sable.... Perfeccionándose a si mismo en las formas de combate. Siendo maestro del Ataru en su nivel más alto, habiendo sobrevivido a innumerables y cruentas batallas. Como para ser vencido ¿en el primer asalto?...Era imposible. Un grave error en esas palabras la llevaron a pensar en una furtiva realidad. Abriendo nuevamente las sospechas de que estaba siendo el ceñuelo de un ardid tramado por Kalas… Pero ¿Ken? ¿Que papel jugaba en todo esto?
Sus pensamientos fueron interceptados por un nuevo ataque de éste, quien dirigiendo la mirada hacia una columna segmentada, de un antiguo y abandonado depósito de armamentos, usando la fuerza desprendió un gran bloque de duracreto arrojándoselo a la Jedi, que con un gesto en su mano logró desviar proyectándolo a un costado de la calle. Ken comenzó un nuevo juego de palabras para hostigar a la Jedi:

_Pelea conmigo, usa tu odio…¿ o prefieres que te cuente como fue torturado tu maestro antes de morir?

Una ira incontenible estalló en los sentimientos de Ann. Demasiada perversidad había escuchado ese día sobre su maestro como para enterarse además que también había sido torturado
Cegada y llena de furia tomó del suelo su sable con ambas manos y con un salto intentó un mandoble directo hacia la cabeza de Ken. Este la esquivó dando un paso hacia el costado a la vez que bloqueaba la hoja de energía azul entrecruzándola con su hoja ambar y bajándola para poder efectuarle un corte en el abdomen. Ann reaccionó bajando también su sable quedando los dos trabados. Y con un gesto simultáneo de mano, ambos se empujan con la fuerza, repeliéndose y aterrizando a una distancia de diez metros uno del otro…

Allí parada y emocionalmente conmocionada, la Jedi tuvo una visión interior. Percibió una extraña sombra al lado de Ken. Algo residual de lo que éste había sido años atrás, cuando creyó enloquecer por alguien, cuando la culpa le devoró el alma a través de una obsesión. Ann sintió el momento enloquecedor del Jedi caido y vio como se sumergía de lleno en el lado oscuro…Ella estaba leyendo la memoria de esa sombra. La memoria que se tornó una presencia. La presencia de Ihcir. La debilidad de Ken




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14 años 8 meses antes #57 por bountyhunter_s1
La zona cercana al mar de dunas parecía ser aún mas azotada por las tormentas de arena. Ciurg no estaba disfrutando tanto como otras veces su actual visita al lejano Tatooine, y varias miradas hostiles le generaban la sensación de que tendría que desenfundar mucho antes de lo estipulado.

Llegó a la entrada de la cantina donde se entrevistaría lo más brevemente posible con su contacto, para obtener la definitiva ubicación del supuesto Jedi. Pateó a un par de Jawas y se introdujo lentamente, echando miradas furtivas a su alrededor, donde varias docenas de ojos multicolores le apuntaban mas sospechosamente de lo normal. Creyó reconocer a un hombre corpulento y bastante desalineado que le miraba con particular perturbación. No se dispuso a bajar la mirada hasta que el aparente sobreviviente de la masacre de hacía siete años atrás lo hiciese primero. Y tuvo éxito.

“Bien por esta vez. Pero tendré que evitar este basurero en el futuro…”.

Se acercó a la barra e hizo un gesto fugaz al cantinero, que parecía mas dispuesto a salir corriendo que a acercársele.

- Busco a un zabrak, de cuernos bastante pronunciados, túnica negra…

El cantinero movió eléctricamente la cabeza de arriba a abajo y se le acercó bastante, temblando como una hoja reseca.

- El…-dijo con voz quebradiza – Dijo solo unas palabras, es todo lo que dijo…

- Vas a decirlas o tendré que arrancarlas de ti con cuerdas vocales y todo?

El cantinero no movió un músculo, ni siquiera para permitirse temblar.

- Granja de humedad…cerca de Wayfar…

Ciurg frunció el ceño con molestia, molestia que nadie podía notar a través de su casco.

Metió la mano dentro del bolsillo de su cinturón y arrojó lo que el cantinero debería entender como el pago por sus servicios. Un puñado de arena y piedras.

Volteó y examinó nuevamente su alrededor. Se tomó su tiempo y finalmente decidió que no habría otra manera mas fácil que hacer las cosas a la antigua. Desenfundó su arma y disparó con total despreocupación a la cabeza de un rodiano que bebía a su lado. Los brillantes sesos salpicaron a casi todos los que estaban en las inmediaciones y más de uno comenzó a echar mano a su arma más cercana.

- Hagan lo que piensan que es lo que quieren hacer sabandijas… y se perderán la oportunidad de hacer lo que realmente quieren hacer…

Unos cuantos expresaron claramente que no habían entendido la idea de Ciurg y seguían sus caminos a las armas. Molesto, el mercenario fue al grano.

- Dinero… si miserables, una recompensa…

Otro rodiano, exasperadamente molesto vociferó en su lengua natal algo así como “¡¿Una recompensa de un cazarecompensas? Matémoslo!”

A Ciurg se le hizo agua la boca por hacerle lo mismo que al anterior, pero un humano con bastantes y variadas piezas cibernéticas le ganó de mano, echando más tripas rodianas por los aires. Sosteniendo un considerable rifle de presición, este se acercó con actitud abiertamente desafiante a Ciurg.

- ¿Y que nos ofreces?, ¿quizás un puñado de polvo y piedras?...

Ciurg dio un paso adelante, quedando casco a cara con quién le hablaba, en un duelo de alturas en el cual el humano protésico ganaba con claridad.

- Una nave, una esclava joven y todo mi armamento… y todo eso por darme todos los datos fehacientes que tengan o puedan conseguir acerca de todo Jedi o aparente Jedi que haya pisado este mugriento planeta en la última temporada.

- Suena bien…- respondió el sujeto, que parecía llevar una marca a carne y fuego de cada pelea en la que participo- pero somos muchos.

Ciurg rió sarcásticamente con su mecanizada voz.

- ¿Y cuando se perdió la tradición de matarse entre ustedes para quedarse con el premio?

El sujeto sonrió mostrando sus metalizados dientes.

- No se perdió… ni tampoco la de despedazar a los que no cumplen un trato…

Ciurg volvió a reír, pero esta vez de una forma mas siniestra.

- Lo tendré en cuenta si al próximo amanecer no me traes nada útil.




No había pasado mucho tiempo desde la “charla” en la cantina y sin embargo Ciurg se las había arreglado para revisar más de la mitad de las granjas de humedad en las cercanías de Wayfar.

Desde una formación rocosa relativamente alta y rastrillando cada rincón con el visor de distancias Ciurg recontaba los datos que había obtenido las semanas anteriores. Un Jedi solía frecuentar los mercados de Anchorhead, se refugiaba en alguna parte no muy lejana y su apariencia era de Jedi a la antigua. Al parecer hacía algunos trabajos sucios a nivel local, una especie de camarada, pensó en aquel momento, o un Jedi crepuscular en busca de una nueva vida, no importaba en lo absoluto, debía morir y su cabeza y sable láser se convertirían en más dinero para comprar mejor armamento y seguir haciendo eco de su nombre. Ahora estaba al final de su búsqueda y con todos los zarrapastrosos posibles competidores entretenidos buscando chismes de colegiales, dejándole todo el camino abierto, y todo por una mentira que en cualquier sistema mínimamente letrado no le serviría de nada.

“Solo falta que aparezcas tu viejo monje…”, pensaba mientras se concentraba en todo movimiento en las inmediaciones de la descuidada granja, “…que enciendas esa antigüedad y hagas unas estúpidas piruetas hasta el primer error, y luego…”. Se estremeció al ver salir de la nada a una figura encapotada arrastrando dos viejos dríades recolectores. Agudizó el rango del visor para dar por segura la sospecha, era el Jedi que lo había traído hasta allí. Marcó la frecuencia del Legionario para escuchar la voz de Nei, bastante deformada por la interferencia.

- Algo?

- Si, el Zabrak había valió su precio, alista la nave para una salida rápida… y pon las defensas en manual.

- ¿Manual?, ¿No dijiste una “salida rápida”?

- Dije “rápida”, pero no “fácil”.

Cortó la comunicación antes de cualquier inútil retruco desde el otro lado. Se puso de pié y contempló a su objetivo con el cobijo que le proveía la creciente oscuridad. El aire olía agradable y familiar para el. Un putrefacto olor a carnicería.



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14 años 8 meses antes #58 por Kalas Fett
Kalas avanzaba hacia Kaleela mientras Ann y Ken mantenian un duelo preparado por el Lord Sith.

El sith caminaba por las calles mientras era observado por algunos jovenes kaleesh muy curiosos pero a los que el joven sith no prestaba la mas minima atencion. Pronto llego a su destino, el templo de Shrupak, la deidad mas importante de Kalee, el templo era como una piramide sin punta y con unas escaleras, en lo alto se podia ver a dos kaleesh haciendo guardia, el sith subio hasta encontrarse a la misma altura que los dos guerreros los cuales le cerraron el paso.

-Guardia 1: Lo siento humano no puedes pasar, nuestro lider esta rezando y es tradicion que no debe ser molestado, asin que marchate y vuelve mas tarde.

-Kalas: Conozco vuestras tradiciones, tambien se que es tradicion que si se quiere algo se debe luchar contra el dueño.

-Guardia 2: Asi es, pero no estaras pensando en retar a nuestro gran lider, porque eso es una estupidez.

-Kalas: Puede ser, pero es a lo que he venido, vengo a retar a vuestro lider.

-Guardia 1: Acompañanos.

Los dos guardias y el sith se dirigieron hacia el centro de la punta cortada de la piramide donde habia un kaleesh aparentemente mas grande que los dos guardias y que tenia una mascara con varios cuernos y muchas marcas, se trataba de un gran guerrero. Un guardia se acerco a él y le dijo algo al oido, una vez terminado de hablar, el lider se levanto y se dio la vuelta mirando al sith

-Lider: Asi pues, tu eres ese retador, ¿a qué me retas?

-Kalas: Bien, deseo que me des a tu hijo para educarlo y entrenarlo como yo quiera y tambien que tu pueblo luche a mi lado cuando yo lo necesite.

-Lider: Solo hay una posible opcion, lucharemos por mi corona a un duelo con cualquier tipo de arma y que acaba cuando uno muera o se rinda, ¿aceptas mis condiciones?

-Kalas: Por supuesto y espero que se rinda, no deseo matar hoy a nadie.

Los dos guardias se apartaron y dejaron a Kalas con el kaleesh para que se enfrentansen. Kalas se quito la capa y saco su espada laser, el lider kaleesh al ver que seria un combate cuerpo a cuerpo saco una vibroespada y se coloco en posicion de combate.

El combate empezo con el lider atacando con furia y cierta habilidad al sith pero el cual era superior y no le costaba defenderse de sus ataques, el lord sith decidio que era el momento de atacar y empujo al kaleesh con la fuerza y empezo a atacar de manera brutal pero sin querer matarlo, al parecer buscaba la rendicion del rival algo bastante complicado porque los kaleesh eran una especie que no se rendia facilmente, kalas a ver eso decidio que era el momento y empezo a ahorcar a su rival hasta tal punto que este se vio obligado a rendirse, el duelo habia terminado.

-Lider: Muy bien joven, eres el nuevo lider del pueblo kaleesh y como tradicion que es, debo de ser asesinado en el templo de Qymaen jai Sheelal.

-Kalas: No lo creo, yo sere el lider pero en la practica tu lo seras gobernaras Kalee como si este combate nunca hubiese ocurrido, pero cuando yo lo pida pondras tu ejercito y tu pueblo a mi servicio y como pago de mi generosidad me quedare con tu hijo y lo educare como si fuese mio.

-Lider: Me parece un trato justo, este es mi hijo.

Uno de los guardia se acerco a Kalas y le dio un bebe kaleesh, el cual, el sith cojio en sus brazos y se marcho a ver como iba el duelo entre Ann y Ken.

(Continuara)

«Korriban será lo que siempre ha sido. Un cementerio para los más oscuros Lores Sith, todavía susurrando en sus tumbas. Será siempre una fuente para el mal, sembrando amenazas a través de los milenios.»

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14 años 7 meses antes #59 por skyana
Respuesta de skyana sobre el tema FAN-FORUM WARS. Partida XI: El Legado
Ann sintió a Ihcir en la fuerza. La debilidad del Jedi oscuro, sus sentimientos por la obsesiva cacería de su padawan, lo habían traicionado. Abriendo los ojos de ella que se sentía presa, al igual que Ihcir, solo que el cazador era Kalas, su propio maestro Sith.
La jedi experimentó un movimiento bajo sus pies, en el suelo. La superficie entera de Kalee pareció temblar resumiéndose, y convirtiéndose en la gigantesca garra del Sith que la había llevado hasta allí, manejando los hilos de su destino…
La visión irreal de Ann finalizo, como si fuera la proyección de una imagen holográfica en su mente, cuando el sol sobre el horizonte carmesí, era eclipsado por el contorno del Sith que se aproximaba con una criatura Kaleesh en sus brazos. Ken permanecía inmutable, mientras Kalas se le acercaba.
Ante la angustiosa incertidumbre, los sentimientos de Ann eran tragados por un embudo cayendo vertiginosamente, mientras su razón se hacía añicos padeciendo un estado similar al de la locura. Pudo ver con la visión distorcionada que Kalas y Ken se le acercaban. Como en un sueño lúcido escuchó la risa de ambos confabulados. Podía oir y ver pero no lograba moverse…
Kalas que había dejado en el suelo a la criatura Kaleesh, a corta distancia de Ann expresa:

_Te entregaras voluntariamente al lado oscuro o lo último que vean tus ojos será este paisaje, porque de Kalee no saldrás con vida…

Ken reía siniestramente, sus blancos dientes afilados parecían el de una hiena salvaje.

_Todo fue una maldita…trampa _ alcanzó a balbucear Ann antes de que Kalas cerrara el puño ahorcándola con la fuerza.

Aún conciente en el suelo escucha como un eco distante, la voz del Sith que sentenciaba:

_No tienes opción. Aquí terminas “Jedi” _expresó resaltando la palabra Jedi_

Ambos, Kalas y Ken, comenzaron a efectuar descargas energéticas sobre el cuerpo de la Jedi que sentía que moría. Sus signos vitales empezaron a apagarse, su respiración se cortó abruptamente. Y sus ojos fijos en la nada vieron el espectro de su muerte que permanecía a un costado de ella. Ann ya no sentía miedo. Intentó ver ese aparente rostro enmarcado por una capucha oscura, pero allí no había rostro. Solo halló un espejo, donde se reflejó el último momento de su vida, su última batalla, cuando era vencida. Asombrosamente contempló la imagen de su maestro Qwan que venía del inframundo de la fuerza. Deslumbrada escuchó las palabras que le había enseñado cuando ella era muy pequeña, que guardaba en su memoria y siempre recordaba del código Jedi:

“No existe la muerte, existe la fuerza”

Inmediatamente sintió un golpe seco en su abdomen a la altura del plexo solar y su energía comenzó a contraerse, como si fuese el colapso gravitacional que precede al nacimiento de una estrella. Su poder se había incrementado. Abrió los ojos y despertó de su muerte ante la mirada desconcertante de Kalas y Ken, quienes presenciaron como ella emergía, y empezaron a ejecutar un nuevo estallido de energía oscura pero más intenso. El aire se ionizó dejando un fuerte olor a ozono. Pero esta vez la Jedi tenía un campo energético de protección, además de una extraordinaria habilidad que había traído del otro lado de la fuerza. Se concentró focalizando el centro de su cuerpo y sintiendo que todo lo que la rodeaba era una extensión de ella misma. Una onda energética expansiva dirigió hacia Kalas y Ken arrojándolos aceleradamente hacia atrás terminando muy lejos de ella. La propagación de la onda provocó rajaduras en el suelo y en algunos edificios aledaños, como si se tratara de un movimiento sísmico.

Ann sabía que esa técnica de poder tenía que ser usada en situaciones extremas: “sólo cuando sea estrictamente necesario, cuando el lado oscuro comprima tu alma" había citado su maestro en la última aparición, antes de desvanecerse plenamente en la fuerza.

La jedi comenzó a correr por las calles de Kaleela. La noche ya arrastraba sus sombras por la ciudad. El Sith y el Jedi oscuro habían quedado muy atrás… y ella buscaba por todos los medios encontrar una nave que la sacara definitivamente de allí.



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14 años 7 meses antes #60 por bountyhunter_s1


“Un sable láser. Solo uno contra todas mis armas. Y aún así quizás no sea fácil”

Ciurg planificó rápidamente la cacería. Atraparía al Jedi con la guardia baja. Caminó sigilosamente entre las rocas, evitando las partes de los bordes que podían desprenderse con facilidad. Avanzaba cuando su presa avanzaba. Se detenía cuando el aparentemente indefenso sujeto aminoraba la marcha.

El Jedi parecía fatigado. No podía alcanzar a verle el rostro pero a juzgar por su figura encorvada y lenta no podía tratarse de otra cosa mas que un anciano, uno de los Antiguos Jedis exiliados. “Podría valer mucho. Quizás sea una reliquia legendaria… si, sin dudas lo cobraré a un buen precio”. Ciurg sentía las palabras como una fuente de fortaleza, voces internas de sus antepasados mostrándole el camino, exhortándole a llevar a cabo la obra mas grande que ningún Ciurg había logrado hasta entonces, demostrar a la galaxia que no solo los mandalorianos podían hacer bien el trabajo, e instaurarse definitivamente como una auténtica familia de mercenarios.

“Tanto tiempo. Tanta sangre derramada. Y no he logrado nada.” Se decía mientras advertía como el anciano entraba a la casa, “Solo un peón mas. Pero no por mucho tiempo, Ya no!”. Sus nervios se crisparon y la tensa excitación previa a la cacería se disipó entre el furioso fuego iracundo de lo que consideraba un deber. Podía ser “El mejor de la basura”, pero aún no era respetado, solo temido. Se avalanzó hacia la casa de forma semicircular activando todos y cada uno de los sistemas mortales de su armadura, masticando su frustración en cada movimiento, en cada latido de su corazón.

- A donde irás con tanta prisa Nand Ciurg, me pregunto..

Ciurg frenó en seco, casi trastabillando, los sensores comenzaron a sonar enloquecidamente. “No es posible!, maldición, no otra vez!”.

Los sensores pasaron de enloquecidos a muertos. Todo se volvió silencioso. El zumbido de los aparatosos transformadores de energía apenas podía hacerse espacio entre la masa uniforme de vacío que se extendía alrededor de Ciurg. Se sintió perdido en medio del espacio, abandonado de toda certeza, aún de sus armamentos. La armadura se había vuelto lo suficientemente pesada como para hacerle pensar que estaba amarrado a un cadáver. Quizás a su propio cadáver.
Las armas temblaban al ritmo de la tensión de sus manos. Respiró profundo. Cada instante corría lento, eso estaba a su favor, aún tenía la ventaja en armamentos y en condición. “El viejo juega contigo… estúpido. Controles. Cambio a manual.”

La pantalla de alerta desapareció junto a todos los indicadores del sistema de soporte vital y contadores de armamento. El casco se abrió en la zona del visor. En modo manual los sensores se desactivaban y dejaban a Ciurg sin más asistencia que la de sus instintos. Las últimas batallas y el acostumbramiento a un cierto modo de operar le restaban bastantes puntos en ese momento.

- Muestrate.

No esperaba una respuesta, pero suponía que romper el silencio movería a su enemigo a actuar.

- Aquí me tienes Ciurg – exclamó el viejo Jedi, quién cayó frente a Ciurg como una descarga de energía violenta, desplazando su sable láser de hoja verde con extrema velocidad.
El ataque en forma de X repetido varias veces casi deja a Ciurg con la cabeza rodando por el suelo, pero un impulso hacia atrás en el momento preciso lo dejo a escasos metros del ardiente filo del Jedi.

- Eres listo anciano, pero no por listo dejas de ser un viejo.

Ciurg arremetió con una ráfaga de lineas láser que, aunque imprecisas, lograron poner en retirada al encapotado anciano de barba recortada. Ciurg se incorporó y activo el lanzador de misiles de búsqueda, obra de arte de su hija en sus ratos libres, en un abrir y cerrar de ojos el cilíndrico recinto cableado escupió 3 cazadores termales. El Jedi no se sintió lo suficientemente impresionado, en una magnífica demostración de control físico y reflejos, giró sobre si mismo hacia los costados, hacía adelante y atrás, evadiendo 2 de los misiles que se perdieron contra las rocas, y asestando una estocada fina al restante, dividiendo la carga explosiva del impulsor. Volviendo su altiva mirada hacia Ciurg, realizo unas elegantes jugarretas con su arma y apagó la hoja. Ahora todo volvía a ser densas tinieblas y arena agitada por el apesadumbrado viento caliente.

Ciurg se sintió insultado. Apuntó nuevamente sus blasters de repetición.

- ¿dije que eso era todo lo que tenía?

El anciano entrecerró los ojos en un gesto desdeñoso.

- No, pero eso era lo mejor. ¿Qué me lanzarás ahora? ¿Arena?.

“Muy engreído para ser un Jedi… podría llegar a sentirme sorprendido”. Ciurg apuntó con decisión, la mira presagiaba 100/100 de efectividad. “Podría…”
El curso de oxígeno se corto a través de su garganta. Una inmensa presión tomó desprevenidos a sus pulmones mientras casi sin darse cuenta dejaba caer las armas y a si mismo a la arena. Supo entonces que estaba bajo el total control de aquel a quien veía segundos atrás como un fósil inofensivo por el que cobraría algún crédito extra, ese viejo de rostro rasgado y ojos brillantes que extendía índice y pulgar hacía el, de seguro invocando algún antiguo hechizo propio de esa condenada religión.

- ¿De que sirven las armas y el conocimiento para valerse de ellas… cuando no puedes respirar?.

- Ha…haces…de..maciadas…pregun..tas… Anciano..

El jedi rió suavemente. Y se acercó a Ciurg retomando nuevamente el sable.

- Es cierto. Quizás sea buen momento para darte algunas respuestas…cazador-cazado.



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