Pero dentro de ese fervor existen todo tipo de estrategias de marketing para potenciar las ventas, y una de ellas es apelar al ego de los coleccionistas usando recursos como elementos exclusivos y limitados. Un ejemplo simple son las tradingcards (tarjetas coleccionables), donde hay un set base que se produce en grandes cantidades y un set “especial” de menor cantidad de volumen, que provoca que uno deba comprar más cantidad de sobres para completarlas. Este sistema permite que una gran cantidad de coleccionistas puedan completar ambos sets, pero el marketing puede llegar a extremos como emplear una pieza única, es decir solo un único coleccionista lograra completar o tener esta pieza. Siguiendo el ejemplo de las tradingcards hay colecciones que tienen por ejemplo una carta dibujada a mano por un artista siendo la única pieza en toda la tirada.
Para que una estrategia de este estilo funcione debe haber un mercado de consumo, algunas franquicias van creciendo hasta llegar a ser objeto de culto o consumo tan importante que una marca decide emplearla para una merchadesing exclusivo porque esto la beneficia en la exposición mediática y en el inocente colectivo.
¿Pero cuando alcanzo Star Wars ese nivel de mercado de consumo para que una empresa aplique este tipo de estrategia?
Podemos decir que no tardo demasiado considerando que se estrenó a fines de mayo de 1977 y en octubre de ese mismo año encontramos un ejemplo de este tipo estrategia y nada menos que de una empresa automotriz como Toyota.
La empresa de origen japonés anunciaba en noviembre en su revista “Toyota Today” un concurso:
“Gane uno de los 1.977 premios!
Primer premio: El ganador recibirá un Star Wars Toyota Celica Liftback. Las características estándar incluyen suspensión delantera MacPherson, poderosos frenos a disco, radio estéreo AM-FM y modificaciones incluyen un toldo corredizo, tapicería especial, ruedas y neumáticos personalizados, y un súper trabajo de pintura Star Wars.”
El trabajo artístico en la carrocería fue realizado por John Sladeka diseñador en jefe del estudio de diseño automotriz Delphi en Costa Mesa, California. El increíble trabajo realizado con aerógrafo no solo convierte a este automóvil en un modelo único sino también en una pieza de arte, evidencia clara del fenómeno de consumo comercial que se había transformado Star Wars.